En los últimos diez años, el carácter del emprendedor joven ha cambiado significativamente, destacándose por su espíritu innovador y una continua búsqueda de nuevas opciones de inversión. A diferencia de las maneras tradicionales, los jóvenes emprendedores tienden a elegir caminos que fusionan un rápido potencial de desarrollo, adopción tecnológica y un enfoque claro en la sostenibilidad. Este estudio analiza los tipos de inversiones más atractivas para esta generación, junto con las razones y ejemplos específicos que justifican sus preferencias.
Inversiones en tecnología y startups digitales
Uno de los lugares más elegidos por los jóvenes emprendedores para canalizar su capital es el ámbito tecnológico, especialmente en las startups digitales. Entre las opciones más comunes se encuentran las plataformas de software como servicio (SaaS), las aplicaciones móviles, y las soluciones basadas en inteligencia artificial y blockchain. La facilidad para acceder a la información, sumada a la democratización de las herramientas de desarrollo, ha permitido que jóvenes con habilidades técnicas incursionen en mercados que antes eran dominio exclusivo de grandes empresas.
Por ejemplo, en ciudades como Barcelona y Ciudad de México, se observa un crecimiento notable en la creación de empresas tecnológicas fundadas por menores de 35 años. La historia de empresas como Cabify o Wallapop ilustra cómo es posible escalar startups digitales desde una perspectiva joven, apostando por modelos disruptivos que puedan internacionalizarse rápidamente.
Economía colaborativa y plataformas de compartición
Otra tendencia importante es la inversión en empresas que operan bajo la economía colaborativa. Este enfoque surge de la inclinación de los jóvenes hacia modelos que priorizan el acceso en lugar de la propiedad, en sintonía con los valores de eficiencia y sostenibilidad. Plataformas como BlaBlaCar, Couchsurfing y Airbnb han establecido entornos donde los jóvenes no solo consumen, sino que también invierten y desarrollan negocios adicionales, utilizando sus habilidades tecnológicas y redes sociales para aumentar sus ingresos.
El atractivo de estos modelos se encuentra en la posibilidad de crecer con rapidez sin necesidad de grandes inversiones al comienzo, lo cual se alinea con la tendencia a evitar riesgos típicamente vinculada a los inicios de la actividad emprendedora.
Inversiones sostenibles y responsabilidad social
Nuevas generaciones demuestran un mayor interés por el impacto social y ambiental comparado con las generaciones anteriores. Esto ha hecho que las inversiones ESG (que se refieren a lo ambiental, social y de gobernanza) cobren mayor relevancia entre jóvenes emprendedores. Iniciativas como la formación de empresas ecológicas, fondos orientados a proyectos sostenibles exclusivamente, y el crecimiento de proyectos con impacto social, son ejemplo de esta inclinación.
Startups como Too Good To Go o Ecoalf, fundadas por jóvenes que combinan innovación y sostenibilidad, evidencian la oportunidad de crear valor financiero sin descuidar el bienestar colectivo. Este tipo de inversión también facilita el acceso a líneas de financiamiento europeas y latinoamericanas diseñadas para potenciar el desarrollo sostenible.
Monedas digitales y activos virtuales
En el ámbito de las opciones más novedosas, las criptomonedas y los activos digitales captan la atención de los jóvenes con mentalidad emprendedora. Bitcoin, Ethereum y otras divisas digitales se han transformado en instrumentos comunes de inversión, tanto de carácter especulativo como estratégico, facilitando a los jóvenes el acceso a mercados internacionales sin la necesidad de intermediarios convencionales.
Algunos jóvenes, como el español Alejandro Gómez, han llegado a crear sus propias aplicaciones DeFi (finanzas descentralizadas) o startups de análisis blockchain, mostrando que el ecosistema cripto es una fuente de innovación y negocio atractivo para quienes nacieron en la era digital. Los NFT (Tokens No Fungibles) también han creado nuevas oportunidades en sectores creativos, permitiendo monetizar arte digital, música y videojuegos sin precedentes.
Educación financiera y plataformas de inversión colectiva
El crecimiento de la educación financiera en línea ha impulsado a los jóvenes a invertir en plataformas de financiación colectiva o préstamos colectivos, ya sea para conseguir capital o para diversificar sus carteras personales. Aplicaciones como Seedrs, Kickstarter o Fellow Funders facilitan la inversión a partir de cantidades reducidas en startups de diversa índole, promoviendo una cultura de inversión colaborativa y accesible.
Algunas investigaciones, como la llevada a cabo por la Asociación Española de Startups en 2023, indican que el 48% de los jóvenes emprendedores han estado involucrados como inversores en al menos dos proyectos de crowdfunding, demostrando una marcada inclinación hacia este tipo de inversiones que se centran en el acceso comunal al capital y un enfoque colaborativo.
Empresas que pueden crecer y sistemas de membresía
Una particularidad notable es la inclinación hacia negocios de rápida escalabilidad, especialmente aquellos con modelos de suscripción. La estabilidad en los ingresos, junto con la previsibilidad financiera, hace que este modelo resulte atractivo. Empresas jóvenes optan por lanzar servicios bajo suscripción, desde cajas mensuales temáticas hasta software, pasando por plataformas educativas.
La experiencia de startups como Platzi demuestra cómo un modelo de suscripción puede atraer a grandes volúmenes de usuarios y ofrecer retornos constantes, siempre guiados por la innovación y la mejora continua.
El enfoque de inversión de los jóvenes empresarios es producto de un entorno globalizado, tecnológico y consciente. Mediante la adopción de modelos vanguardistas, el apoyo a causas sociales y medioambientales, y el uso de herramientas digitales de última generación, esta generación está transformando el significado de invertir. No solo persiguen beneficios, sino también propósito y oportunidades de impacto tangible, estableciendo nuevas rutas para el emprendimiento y las inversiones venideras.