(CNN Español) — En medio de los bloques de ladrillo y el cemento de bogotá Se encuentra FUNcener, un oasis ambiental creado por un filósofo que se enfrenta a la cambio climático encontrar la mano de 25 tecnologías diferentes y educar a kilómetros de distancia. Esta es tu historia.
“Mi padre y mi madre eran de origen campesino y toda la vida estuvieron muy ligados a estas actividades rurales del campo, de cultivar, de cuidar la naturaleza”, cuenta a CNN en español Eduard Aristizábal Botero, fundador y director general de FUNcener.
De adulto, este enfoque pasó nuevamente por la Filosofía: se centró en el estudio de las éticas de quinta generación, que son “éticas que promueven el cuidado del planeta como un solo organismo”, según explica.
El resultado es FUNcener, una casa bioclimática que aborda el cambio climático en la capital colombiana.
Una casa literalmente viva
La casa donde se encuentra FUNcener data de 1952. En lugar de derribarla y comenzar una nueva construcción, decidieron aprovechar lo que había y hacer un «reacondicionamiento (rehabilitación) sostenible», explica Aristizábal. “Esta casa bioclimática forma parte de un proceso de restauración arquitectónica basado en los principios de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar”.
Para evitar que en la construcción del cemento se recurra a materiales como el mazorca y las tiras estabilizadas. Y también echaron mano de la guadua. “La construcción con guadua tiene emisiones negativas de CO2, ¿qué quieres decir? Que capturó CO2 y por eso nos está produciendo un beneficio hasta en la respiración porque está viva, ahorita está respirando”, dice Luis Gabriel Becerra, profesor de Energías Renovables en FUNcener, agrega: “Tenemos que pasar de casas muertas a casas vivas”.
El impacto de su organización en la reducción de gases de efecto invernadero, dijo Aristizábal, demuestra que «solo es posible llevar una vida equilibrada, con un margen muy pequeño de contaminación y que sí es posible encontrar una salida a la graves problemas con un cambio de hábitos, una ética diferente con nuestro planeta».

Las plantas son una de las claves de esta casa, que cuenta con 25 tecnologías para hacer frente al cambio climático.
10 grados de diferencia
El interior de la casa ha sido cuidadosamente diseñado para simular tres tipos diferentes de clima.
“Tenemos una variación, entre el primer piso y el tercer piso, de 10 grados centígrados, lo que nos da la posibilidad de tener diferentes especies (de plantas) comestibles, aromáticas o medicinales”, dice Aristizábal.
Las plantas, además de ser fuente de alimento, son productoras de oxígeno y captan dióxido de carbono. “Aquí se capturan en promedio toneladas de CO2”, dice Becerra.
Otra innovación radica en el consumo de agua: la casa utiliza exclusivamente agua de lluvia reciclada.
“El agua de lluvia que recolectamos en nuestra casa no solo sirve para baños, inodoros, etc., sino que tenemos un sistema de drenaje urbano sustentable que usamos como un sistema hidropónico para generar agua y para generar alimentos”, dice Aristizábal.
Este reciclaje, además, redunda en un beneficio económico para la fundación. “Así es como hace más de seis años pagábamos O pesos por consumo de agua en nuestra fundación”, resume el fundador de FUNcener.
cocina solar
La casa también cuenta con un «parque de generación de energía».
“Tenemos una cocina solar para poder cocinar nuestra comida o calentar la comida de nuestro apoyo personal”, explica Aristizábal. De esta forma, evita el uso de gas natural o electricidad.
La cubierta del edificio también cuenta con un aerogenerador, que aprovecha las corrientes de viento para convertirlas en energía mecánica y, posteriormente, en electricidad.
“Aprovechamos tanto la energía solar como la eólica para poder trabajar con lo que se llama energía contra ciclos, es decir, cuando no hay sol hay bastante viento y cuando no hay viento hay bastante sol”, dice Aristizabal.
Se complementa con una estación meteorológica que permite monitorear variables como la presión atmosférica, las precipitaciones y la velocidad del viento, entre otras.
La Enseñanza de Confucio
No se trata solo de tecnología: la fundación capacitó entre 3.000 y 3.500 personas, según su creador, con cursos de bioconstrucción, energía solar y agroecología, entre otras disciplinas.

Además de aplicar tecnologías que cuidan el medio ambiente, la fundación realizará una labor educativa.
“La misión de formar a más de 3.000 personas es mucho más que si este centro se dedicara a instalar 3.000 megavatios de paneles solares para simplemente vender la energía (…) Las energías renovables no van a solucionar el problema si no se ven una disciplina y si no viene un cambio”, añade Becerra.
Para Aristizábal, lo que hace en definitiva es cuestionar la Filosofía: “Como bien dice Confucio, la mejor manera de enseñar es ejemplificar”.