Sáb. Abr 13th, 2024

    Llamado a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con informar sobre los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, así como mostrar soluciones a estos desafíos. La iniciativa planeta perpetuo de Rolex se asoció con CNN para crear conciencia y educación sobre los fundamentos de la sustentabilidad e inspirar acciones positivas. El biólogo Luis Jácome es premio Rolex.

    (CNN Español) — Cuando el famoso explorador Alexander von Humboldt descubrió el Salto de Tequendama en su expedición a América en 1799, lo describió como un lugar «infinitamente hermoso». Dos siglos después, sin embargo, se había convertido en sinónimo de contaminación y abandono. Afortunadamente, la historia no termina ahí.

    Esta cascada de 157 metros de altura, ubicada al sur de la ciudad de Bogotá y que lleva agua del río del mismo nombre, tiene un valor para Colombia que se remonta a la época precolombina: los indígenas muiscas que habitaban la zona decian que fue obra de Deus Bochica, quien dio origen al salto con un golpe de su cetro para salvar al pueblo de una inundación.

    El Salto de Tequendama fue uno de los principales atractivos turísticos de Colombia por primera vez en el pasado: hasta allí llegaban visitantes de todo el mundo. Sin embargo, la expansión de la capital y otras poblaciones cubrió un alto precio ambiental y abandonó el lugar abandonado.

    A mediados de los 90 llegó al área de María Victoria Blanco y Carlos Cuervo, un muro de veterinarios que volvió a cambiar al tipo en el salto. Los dos vivían muy cómodamente en Bogotá, le dijeron a CNN en Español Cuervo, pero «se aprendió la llama» y sintieron que su profesión se llamaba al campo. «Allí es nuestro futuro», decidieron.

    María Victoria Blanco y Carlos Cuervo dedicaron su vida a restaurar la zona.

    Al principio, su plan no tenía nada que ver con el salto de agua: su objetivo era la producción ganada. Sin embargo, al instalarse en esta zona a la que llegaron “casualmente” se encontraron con un ecosistema mucho más diverso de lo que esperaban y decidieron en conjunto por la producción ganadera con la protección del medio ambiente. No fue fácil.

    “Tuvimos un gran desafío porque cuando llegamos había mucha deforestación. El campesino de esta zona está sepultando bosques para tener pasto, o para sembrar papaya o maíz o sus cultivos. Un recto”, recuerda Cuervo.

    Sin embargo, no se desanimaron y comenzaron un trabajo que ya lleva décadas.

    Un trabajo para saber los cientos de millas

    Fruto de su trabajo es la Fundación Granja Ecológica El Porvenir, una organización sin fines de lucro dedicada a la recuperación y puesta en valor de la zona del Salto de Tequendama y el bosque nuboso del que forma parte, ecosistema clave para la obtención de agua, captura de carbono y mantenimiento del equilibrio hídrico.

    El nombre no es casual: lo eligió porque ese trabajo era su proyecto de vida. Y hoy lo volverían a elegir, dicen.

    La rica biodiversidad del área del Salto de Tequendama incluye a los perezosos.

    La rica biodiversidad del área del Salto de Tequendama incluye a los perezosos.

    Con su organización, hasta el momento ha restaurado 140.000 metros cuadrados de bosque, que incluye las plántulas de más de 7.000 árboles, según la organización. Además, se elaboraron inventarios de la flora y fauna de la región, que incluyeron más de 250 especies. Su labor también se ha centrado en la educación ambiental: más de 950.000 personas han participado hasta 2020 en jornadas de sensibilización, con el fin de cumplir con las cifras que manejan.

    Por otro lado, restaurar una espectacular construcción cerca del salto que eventualmente se convertirá en la Casa Museo Tequendama.

    Un golpe al cuidado del salto del Tequendama

    Blanco cuenta que, cuando llegaron, «nadie estaba interesada en el pobre salto». Lo que se vio, en sus palabras, fue un «menosprecio» de esta riqueza natural. “Muchas veces la gente se reaccionaba en la cara cuando decidía que teníamos que hacer algo por el Salto de Tequendama”, recuerda. Sin embargo, a medida que aprendían más sobre la cascada, más comprendían su valor.

    A partir de 2008, el proyecto centró sus esfuerzos en volver a colocar la cascada en el mapa cultural del país. Para él, como para el resto de su obra, tendía a relacionarse con otras personas que tenían la capacidad de reconocer el valor que tenían en sus manos.

    Al Salto se reduce a Casa Museo Tequendama, que trabaja para sensibilizar a la ciudadanía.

    Al Salto se reduce a Casa Museo Tequendama, que trabaja para sensibilizar a la ciudadanía.

    Y poco más de una década después, logró un gran triunfo: fue declarado Patrimonio Natural de la Nación, lo que teóricamente obligaría a todos los involucrados en su manejo a conservarlo.

    “Evidentemente es una gran satisfacción haber podido hacer que, con una entidad tan pequeña, consigamos de inmediato este impacto a nivel nacional”, reflexiona Blanco. Sin embargo, su trabajo no ha terminado. “El desafío es cumplir con lo que dice esta declaración”, explica. «Todavía tenemos que seguir trabajando, todavía tenemos que cumplir con muchos otros pequeños logros que nos estamos proponiendo todos los días».

    Todavía heno por venir.

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