El gobierno de Nicaragua encarceló o expulsó directamente del país a varios miembros de la Iglesia católica cristiana del régimen. Uno de esos casos es el del Padre Donaciano Alarcón, de nacionalidad panameña, quien a principios de Semana Santa partió de Nicaragua rumbo a Honduras. Y, aunque agradece a Dios por no haber sido encarcelado, lamenta haber tenido que dejar su congregación por su rechazo a las políticas del gobierno de Daniel Ortega. Elvin Sandoval nos trae la historia del sacerdote que hoy oficia misas, pero en una iglesia de la ciudad hondureña de San Pedro Sula.